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36 Así, pues, si tú eres todo luz y no hay en ti oscuridad alguna, todo tú serás tan luminoso como si te iluminara el resplandor de una lámpara.

Jesús denuncia la hipocresía

37 Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer en su casa. Jesús aceptó la invitación y se sentó a la mesa. 38 El fariseo, que estaba observándolo, se quedó extrañado de que Jesús no cumpliera el precepto de lavarse las manos antes de comer.

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